BUSCANDO EMULAR A TEODORO HIGUERA

Esperan el primer triunfo de Julio Urías este viernes en LA. Teodoro conquistó su primera victoria en Anaheim.

(Manolo Hernández Douen / MLB.com).

Un zurdo de Sinaloa, México, Teodoro Higuera, obtuvo en Anaheim su primera victoria en las Grandes Ligas en su tercera apertura el 3 de mayo del 1985 con los Cerveceros de Milwaukee. Ya 31 años más tarde, un nativo del mismo estado, Julio César Urías, subirá a la lomita a pocos kilómetros de allí, en Los Ángeles, en procura de disfrutar este viernes de ese placer precisamente frente a la novena del estado de Wisconsin.

Higuera ya tenía 27 años cuando hizo vibrar a familiares y amigos de Los Mochis con su primer triunfo, una blanqueada de apenas cuatro hits. Urías, de solamente 19 primaveras de vida, ha mejorado tanto en cada una de sus aperturas, que ahora, tal vez con un límite superior de lanzamientos -de 90 a 100- pudiera acariciar de una vez lo que tanto ha soñado.

No encontrará usted a nadie que discuta en contra de esa posibilidad, porque hasta los rivales de Urías ya conceptúan a este fruto de Culiacán para los Dodgers de Los Ángeles no como un niño que aspira a brillar en un deporte duro hasta para los adultos, sino como un contrincante de altos quilates.

«Su recta tiene mucha vida y lo mismo se puede decir de sus lanzamientos rompientes», elogió el primera base de los Gigantes de San Francisco, Brandon Belt, precisamente el hombre que decretó con bambinazo la cerrada derrota del mexicano en su apertura del domingo más reciente. «Enfrentarlo es un turno arduo para los bateadores».

Belt fue ponchado dos veces por Urías, primero con una recta y luego con un cambio, pero la batalla no fue fácil para ninguno de los dos, aun cuando el inicialista le descubrió una slider que mordió demasiado del plato para conectarle su jonrón productor de dos carreras.

«Yo no buscaba nada específico en los dos primeros turnos y me di cuenta de que tenía que cambiar las cosas», analizó Belt. «Comencé a cazarlo, bien sea por cierto pitcheo o algo en una zona determinada. Me dije que más me valía no errar si él se equivocaba y eso fue precisamente lo que pasó».

Ya ese juego es historia, pero Belt tiene razones para pensar que Urías dispone de cualidades tan especiales que es dificil compararlo con otros jovencitos a los cuales se ha enfrentado.

«Por ascender a los 19 años con semejante compostura y material, es difícil compararlo a alguien», precisó Belt. «Luce muy adelantado para su edad. Es duro sacar a flote nombres como el de [Clayton] Kershaw, pero en cuanto a repertorio se refiere él definitivamente ya está [en un nivel] alto».

Algunos que tuvieron la fortuna de observar ese duelo de Urías con Jake Peavy, otrora ganador de un Cy Young de la Liga Nacional, quizás esperaban ver a un jovencito que pudo haberse derretido como la mantequilla al contacto de un cuchillo caliente, pero fueron más bien testigos de un talento especial.

«Lució con mucho aplomo para un pitcher de 19 años de edad», catalogó el dirigente de los Gigantes, Bruce Bochy. «El parque estaba repleto [41,583 aficionados], pero eso no parecía preocuparle».

Al hablar con Urías -bien sea por las traducciones de Jesús Quiñonez del español al inglés o en su propio idioma- uno se da cuenta de que el zurdo sinaloense pareciera ya un veterano.

«Hay que seguir trabajando duro siempre, esperemos que la siguiente apertura [la del viernes en Dodger Stadium] sea igual o mejor», comentó el zurdo que debutó en las Grandes Ligas el 27 de mayo reciente. «Para eso están esos cinco días [entre aperturas], para prepararnos mejor».

Las acciones de Urías como lanzador son fruto de muchos años de experiencia, desde que era apenas aquella criatura que le aseguró a sus padres que algún día subiría a las Grandes Ligas. De hecho, conserva su salida en trote desde la banca a la lomita, en contraste con tantos colegas suyos que van caminando hacia ella a paso lento.

«Lo hago así desde que comencé a lanzar cuando apenas era niño», informó Urías. «Es la rutina que me ha llevado hasta aquí. Es lo que trato de hacer en cada inning, como para echarme ganas yo mismo. Es como decirme ‘dale pa’lante'».

Claro está, Urías sabe que trabajar a un nivel tan exigente no se asemeja en nada a aquellos días de su infancia.

«Sé que éste es un nivel muy duro, por algo son las Grandes Ligas», comparó el sinaloense. «El abridor tiene que cometer los menos errores posibles. He aprendido que debo atacar un poquito más a los bateadores. Ese es el plan que traíamos [el domingo] y se reflejó en los pitcheos que hice y en las entradas lanzadas».

Como ser humano al fin, el sinaloense se emociona cuando se prepara, especialmente cuando siente el apoyo del público al calentarse en el bullpen, aun cuando el juego no fuera en el Dodger Stadium.

«Lanzar en San Francisco fue muy diferente», calificó el zurdo sinaloense. «Sé de la rivalidad que tenemos, equipo con equipo. Inclusive, cuando estuve calentando, mucha gente mexicana y muchos con camisas de San Francisco, me echaban sus gritos. Me puse bien contento. No me esperaba que fuera así. Me dio gusto ver a mexicanos gritando ‘Arriba México, arriba Sinaloa’, son cosas que de verdad son gran apoyo para uno».

No le ha importado al jovencito blanquiazul lo difícil del reto de abrir contra los Mets, campeones reinantes de la Nacional en la propia Nueva York; a los Cachorros de Chicago, equipo con el mejor récord en las Ligas Mayores, en Wrigley Field; a los Rockies de Colorado, con gran fuerza a la ofensiva; y a los Gigantes, líderes del Oeste de la Nacional.

«Cuando los retos son más difíciles hay que saber sobrepasarlos para conocer si estás preparado para este nivel», es la respuesta de Urías.

Ya sabe el zurdo que cada uno de sus pasos es seguido como con un microscopio en su querida México y eso lo llena de orgullo.

«Desde el primer día, México no me ha dejado de apoyar y sé que nunca me va a dejar sólo», manifestó Urías. «Y en mi ciudad, la gente sabe lo duro que he trabajado para llegar aquí.

«Para mí es una responsabilidad lo que pueda hacer también por ellos, por mi familia y por mí», expresó Urías. «Me gustaría que todos queden satisfechos y que los que tengan niños o hermanitos me vean y que eso también sea un ejemplo para ellos».