Dusty Baker valora la labor del zurdo Mexicano Oliver Pérez quien se ha ganado el respeto y la admiración de compañeros.
OAKLAND – (Manolo Hernández Douen / MLB.com). Con tantos años en las Grandes Ligas, el zurdo mexicano Oliver Pérez se ha ganado el respeto de propios y extraños en el apasionante mundo del diamante, especialmente entre sus compañeros del relativamente joven cuerpo de relevistas de los Nacionales de Washington.
El dirigente de los Nacionales, Dusty Baker, valora en grado sumo la importancia del serpentinero de 35 años de edad y nativo de Culiacán, Sinaloa, no solamente por la eficiencia de su aporte en el terreno sino también por el impacto que tiene entre sus colegas.
«Lo siguen, especialmente los peloteros latinos», reveló el ex jardinero que se convirtió el viernes en apenas el décimo sexto dirigente en la historia de las Grandes Ligas con 1,800 triunfos en la meca de la pelota. «[El lanzador dominicano] Enny Romero lo sigue, así como algunos de los jóvenes.
«Es casi como ‘El Padrino»’, comparó Baker, evidentemente recordando aquella histórica película con Marlon Brando, Robert De Niro y Al Pacino encarnando al líder de una familia a través del tiempo, llevado a la pantalla grande por el glorioso director Francis Ford Coppola. «Óliver tiene pelo blanco y parece un distinguido hombre de negocios. Es bueno tenerlo aquí. No habla mucho, pero cuando lo hace, los demás escuchan. Y tiene muchas cosas sabias que decir».
Veterano de mil batallas en el exigente nivel de las Mayores, Pérez es uno de los relevistas zurdos con mayor kilometraje de servicio en el béisbol grande y por la forma como sale de apuros a la hora buena para marcar diferencias en el bullpen de los Nacionales, bien para eliminar a un temible bateador izquierdo o para trabajar más de un episodio, cualquiera pudiera imaginarse que el ex abridor va a ser eterno en la lomita.
«Nunca es tarde para aprender, mientras siga aquí uno tiene que seguir aprendiendo del béisbol», es la filosofía de Pérez, que inició su trayectoria en la Gran Carpa en el 2002 con los Padres de San Diego. «Es diferente ahora. Todo el mundo tiene videos y el reporte de los scouts, entre otras cosas. Mientras haya tantas cosas para ayudarte, tienes que aprovecharlas. La juventud viene más preparada. Eso es bueno para el béisbol».
Formar parte de un equipo que va tan embalado como los Nacionales del 2017 en la División Este de la Liga Nacional es bien importante para el veterano azteca, porque está en condiciones de poner su granito de arena con la finalidad de que la novena de Washington pueda llegar bien lejos en la venidera postemporada.
«Mis metas son tratar de terminar saludable, que es lo más importante en el deporte y tratar de llegar a la Serie Mundial», describió el zurdo que obtuvo 15 triunfos en el 2007 como abridor. «A lo mejor no me queda mucho de béisbol y me gustaría ganarme un anillo, para así prácticamente retirarne a gusto.
«Ya mi familia está creciendo, mis hijos están creciendo», agregó el lanzador que hizo la conversión definitiva al cuerpo de relevo en el 2012 con los Marineros de Seattle. «A uno, como padre, le gustaría llevar a los niños a la escuela, disfrutar así un poco más de ellos. Pero vivo del béisbol y mientras haya brazo todavía, vamos a tratar de mantenernos hasta donde pueda».
Una de las cosas que más le agradan al serpentinero que trabajó en 64 juegos de los Nacionales en el 2016 es hablar con sus paisanos que se ganan la vida como lanzadores, por considerar que puede aprender de ellos así como aportar algo beneficioso para todos.
«Hablamos prácticamente cuando los veo», simplificó el zurdo que ha ido a los Play-Offs con tres equipos diferentes, Mets de Nueva York (2006), Astros de Houston (2015) y Nacionales (2016). «Cuando jugamos con los Mets, allí está Fernando Salas, cuando es con los Bravos de Atlanta, hablo con Jaime García. Nos apoyamos los unos a los otros y tratamos de agarrar cualquier cosita de todos».
Le alegra al relevista de los Nacionales el hecho de que México cuente con una nueva generación de serpentineros que, Dios mediante, pudiera dar mucho de qué hablar por muchos años.
Le da gusto que «Roberto Osuna ha tenido muy buenas temporadas y esperamos que sea otro gran ejemplo para la juventud» y de Julio César Urías dice que «somos de la misma ciudad, practicamos juntos, tiene un talento increíble, estamos con él, echándole porras, tratamos de ayudarlo en lo que se pueda».
Si se le pregunta a Óliver Pérez sobre Óliver Pérez, tiene, como es natural, su forma de pensar de cómo le gustaría ser recordado, una vez se decida por retirarse, momento que está muy lejano todavía si se toma en cuenta lo efectivo de su trabajo con los Nacionales.
«Yo entiendo que he tenido altas y bajas, pero así es el béisbol, como la vida», manifestó Pérez, que aspira a que lo recuerden como «un pelotero que jugó tanto tiempo y que sea como un ejemplo para la juventud».
De su intervención con México en el Clásico Mundial, en el cual ha jugado en todas sus ediciones, Pérez se va a llevar uno de los recuerdos más hermosos de su carrera deportiva, aunque no tendría nada de raro que todavía figure en el panorama del Tricolor cuando se juegue de nuevo la justa beisbolera en el 2021.
«Ponerse el jersey mexicano es un gran honor, una gran responsabilidad», declaró con emoción Pérez en la visita de los Nacionales al Coliseo de Oakland para Juegos de Interligas. «Están puestos todos los ojos de México en uno. Es muy especial para uno poder representar a toda tu gente».