Associated Press
NUEVA YORK –– Tras una temporada en la que sufrió muchas derrotas por márgenes estrechos, Jacob deGrom obtuvo al fin una victoria holgada.
El as de los Mets de Nueva York ganó por una amplia diferencia el premio Cy Young de la Liga Nacional, lo que representó una recompensa a un desempeño meritorio que no se reflejó sin embargo en triunfos. El derecho ganó apenas 10 duelos, la menor cifra de la historia por parte de un abridor galardonado con el Cy Young.
«Definitivamente pienso que este deporte ha cambiado mucho», dijo el pitcher de los Mets.
DeGrom superó por mucho a Max Scherzer, de los Nacionales de Washington, quien buscaba su tercer Cy Young en forma consecutiva y su cuarto en total. El lanzador de los Mets recibió 29 votos a primer lugar y 207 puntos por parte de la Asociación de Cronistas de Béisbol de Norteamérica.
En la votación, cuyos resultados se dieron a conocer el miércoles, Scherzer recibió el voto restante a primer lugar.
Dentro de la Liga Americana, Blake Snell, de los Rays de Tampa Bay, ganó por primera vez el trofeo Cy Young, tras superar en una cerrada votación a Justin Verlander y Corey Kluber quienes habían obtenido ya el premio alguna vez.
Snell, quien lideró las Grandes Ligas con 21 triunfos, recibió 17 votos a primer lugar y acumuló 169 puntos.
Verlander, de los Astros de Houston, se llevó 13 votos al primer puesto y 154 puntos, mientras que Chris Sale, de los Medias Rojas de Boston, fue tercero con 59 unidades.
Kluber buscaba ganar su segundo Cy Young consecutivo y el tercero en su carrera.
En su primera campaña desde que se recortó el largo cabello que lo caracterizaba, deGrom retiró bateadores de principio a fin, pese a obtener poca ayuda de sus compañeros. Ostentó una efectividad de 1.70, la más destacada de la Nacional desde que Zack Greinke acumuló una de 1.66 en 2015.
Sin embargo, el derecho de 30 años tuvo una foja de 10-9. Antes de deGrom, el pitcher con menos triunfos que se había llevado el premio era el mexicano Fernando Valenzuela, con 13 en 1981, una cifra igualada por el venezolano Félix Hernández en 2010.
DeGrom permitió tres carreras o menos en 29 aperturas consecutivas para cerrar la temporada. Rompió un récord impuesto 108 años atrás por Leslie «King» Cole, quien logró esos números en 26 salidas.
Sin embargo, los Mets tuvieron una marca de 11-8 en esos encuentros y de 14-18 en general cuando deGrom estuvo en el montículo.
«Seguí un proceso para pensar: ‘hay que tomar la pelota cada quinto día y tratar de seguir poniendo a este equipo en una situación que le permita ganar. Hay que controlar lo que uno puede controlar'», dijo deGrom.
El premio a Hernández cambió el paradigma entre los votantes, que antes priorizaban el número de triunfos. El despegue del análisis avanzado de estadísticas hizo posible la candidatura de deGrom. Para septiembre, había poca controversia sobre si debía obtener la distinción pese a que los Mets desperdiciaron una y otra vez sus actuaciones.
Quizá ningún pitcher de la historia ha tenido tan buen desempeño acompañado de tan mala suerte. Nueva York promedió 3,5 carreras en juegos abiertos por deGrom. Fue el segundo peor apoyo, sólo detrás del obtenido por Cole Hamels, entre los lanzadores que podían considerarse para esa estadística.
Snell encabezó la Americana con un promedio de carreras limpias admitidas de 1.89. El lanzador de 25 años lanzó sólo 180 innings y dos tercios, 33 y un tercio menos que Verlander, pero su dominio bastó para inclinar la balanza en la votación.
«Siento que esto simplemente toma más en cuenta la calidad del trabajo y lo que logras en esos innings», explicó Snell. «Pienso que simplemente es así».