Por Jesse Sánchez | MLB.com
GOODYEAR, Arizona — La vista del amanecer desde el tope de la Camelback Mountain le gusta mucho al rey de los Culichis.
Es allí, casi a 3,000 pies sobre Phoenix y menos de 20 minutos del centro de dicha ciudad, donde el mexicano Oliver Pérez va para despejar la mente.
“Para mí, estar allá arriba y ver la ciudad abajo significa un trabajo bien hecho”, dijo el relevista de los Indios. “Es un buen entrenamiento. No es fácil, pero es muy satisfactorio, y esa montaña se ha vuelto parte de mi rutina, mi vida y mi perspectiva”.
El orgullo de Culiacán viene de una de las mejores temporadas de su carrera y los Indios están contando con que vuelva a ser parte importante de su bullpen en el 2019. Los números dicen que Pérez, de 37 años, está mejorando con la edad. El lanzador, en uno de esos momentos de tranquilidad en lo más alto de Phoenix, reconoce que eso es cierto.
“Mientras más viejo te pones más tienes que buscar soluciones y respuestas para conseguir los mismos resultados”, explicó el veterano. “He aprendido a hacer dieta y a cuidar de mi cuerpo. Entiendo mi cuerpo, sé cómo se mueve, cuántas horas necesito dormir y qué comer para poder ser consistente. Al final del año, siento que todavía puedo seguir lanzando. Y ésa es la meta, ¿verdad?”.
Pérez se unió a los Indios en junio pasado después de haber sido dejado libre por la sucursal Triple-A de los Yankees, Scranton/Wilkes-Barre, y jugó un rol clave en el bullpen de la Tribu. Encabezó el equipo con 15 ventajas preservadas, no permitió carrera en 46 de sus 51 presentaciones y limitó a los bateadores zurdos a un promedio de .194 y a los derechos a .104.
Además de su efectividad de 1.39, su tasa de boletos fue de 5.8%, la mejor de su carrera y una mejora significativa cuando se considera que ha tenido 12% de porcentaje de boletos de por vida y muchas veces estuvo cerca de 15% durante sus años con los Mets.
El zurdo también mejoró su porcentaje de ponches de 27.3 a 35.8%, ubicándose de 20mo entre los 605 lanzadores que tiraron al menos 30 entradas en el 2017 y el 2018. Su tasa de rodados también mejoró a 41.2%, la segunda mejor de su carrera.
“Cuando llegó, nos ayudó mucho”, dijo el relevista de los Indios, Dan Otero. “Es uno de los jugadores de más edad en este clubhouse, pero también de los más activos. Siempre sale corriendo del terreno y saltando sobre las líneas. Eso es algo que uno nota como rival, pero cuando juegas con él te das cuenta de que además no hay nadie que diga nada malo de él”.
Pérez afirma que es mejor pitcher a los 37 que a los 27 porque es más inteligente y experimentado. Y definitivamente, más fuerte.
El zurdo ha entrenado con el preparador físico Rafael «Rox» Arroyo, un ex jugador de ligas menores que también se desempeñó como cátcher del bullpen en las Mayores por casi una década. Arroyo, quien también entrena a otros como el mexicano Julio César Urías, utiliza un programa que busca mejorar mente, cuerpo y espíritu con una variedad de rutinas que incluye escaladas. A Pérez no le tomó mucho tiempo sumarse al programa y ahora tiene mejor control corporal, fortaleza y balance.
“Es alguien con muchas habilidades atléticas y eso le ayuda como lanzador”, dijo Carl Willis, coach de pitcheo de los Indios. “Y sabe cómo sacar de paso a los bateadores con su ritmo en la loma y los diferentes movimientos que usa, aunque siempre lance la bola desde el mimo punto. Tiene un gran control corporal y realmente sabe lanzar”.
Las subidas hasta la Camelback Mountain también le brindan a Pérez la oportunidad de pensar en su legado. Es una pieza fija en las selecciones de México en el Clásico Mundial de Béisbol y cada año juega pelota invernal con los Tomateros de Culiacán. Pérez es un orgulloso Culichi –el sobrenombre que se les da a los nativos de Culiacán—y será recordado como uno de los grandes mexicanos que han pasado por las Grandes Ligas.
El padre de tres niños también está esperando un cuarto descendiente este verano.
“Cuando ya me haya retirado, espero que la gente piense en mí como una persona que tuvo una larga carrera, un hombre normal con altos y bajos”, expresó Pérez. “He aprendido mucho en mi vida, cosas como tratar de sacar lo positivo de las experiencias negativas y mejorar las cosas buenas para ser un jugador consistente”.