Por Bill Ladson/MLB.com
NUEVA YORK –(28 de agosto de 2020). Jackie Robinson tuvo una increíble carrera como jugador de béisbol. Eso está bien claro. La historia empezó, por supuesto, el 15 de abril de 1947, cuando Robinson se convirtió en el primer afroamericano en romper la barrera racial y jugar en las Grandes Ligas, donde su talento lo convirtió en uno de los mejores peloteros de la historia. Robinson fue un estelar defensor con una velocidad impresionante y un bate que ayudó a los Dodgers de Brooklyn a ganar seis banderines de la Liga Nacional y una Serie Mundial durante sus 10 años en la Gran Carpa. Su impacto se sintió enseguida, como quedó evidenciado al ganar Robinson el premio al Novato del Año de la Liga Nacional en 1947 y el galardón de Jugador Más Valioso del circuito apenas dos años después.
Pero la totalidad de lo que hizo para buscar y producir un cambio, sin embargo, nunca se quedó limitado a las paredes de un estadio.
Desde 1957, Jackie fue vicepresidente de personal de la compañía de café “Chock full o’Nuts”. Si un empleado tenía una queja, él era el hombre con el que había que hablar. Ese mismo año, Robinson empezó a involucrarse seriamente en el Movimiento de los Derechos Civiles, buscando un trato igualitario par todos los afroamericanos. Y también pasó mucho tiempo recolectando dinero para distintas asociaciones abocadas al progreso de los afroamericanos, como la NAACP y la SCLC.
Para la hija de Robinson, Sharon–quien tenía apenas siete años de edad cuando su padre se retiró del béisbol después de la temporada de 1956, éste es el impacto más relevante.
“Duró 14 años”, le dijo Sharon a MLB.com. “Ésos son los recuerdos más vívidos en mi mente. Yo era muy pequeña para apreciar su carrera como beisbolista, pero entendía que el béisbol le había dado una plataforma y que también le permitió satisfacer su deseo de jugar deportes a nivel profesional. Él amaba el juego. Pero cuando se retiró, estaba trabajando en Nueva York con un horario regular, lo que significaba que llegaba a la casa a tiempo para la cena.
“En la mesa, el enfoque era el movimiento de los derechos civiles. Entonces, cuando se retiró del béisbol, estaba emocionado de participar en el Movimiento de los Derechos Civiles en una forma diferente. Dentro de su contrato con Chock full o’Nuts estaba escrito que podía pasar cuanto tiempo fuese necesario en asuntos del movimiento”.
En su primer año con el movimiento, Jackie viajó por todo el país y ayudó a recaudar US$1 millón para la NAACP. Para principios de los años 60, Robinson recaudó dinero para la SCLC, organizando conciertos de jazz en el jardín de su casa. Los fondos se utilizaban para ofrecer dinero para las fianzas de los activistas encarcelados.
El primer concierto fue el 23 de junio de 1963, en la casa de los Robinson en Connecticut. Y qué tremendo lineup tuvo Jackie ese día. De acuerdo con Sharon, se presentaron Duke Ellington, Dizzy Gillespie, Billy Taylor y Dave Brubeck. Ver el show costaba US$10 y Robinson recaudó US$14,000 ese día. Jackie hizo un donativo especial de US$1,000 porque Sharon, su hermano menor David y otros miembros de la familia vendieron bebidas gaseosas y perros calientes. Martin Luther King Jr. estuvo presente y se dirigió a los presentes para hablarles sobre la importancia del sacrificio.
Jackie y sus familiares también participaron en distintas marchas. Estuvo en la primera línea durante la famosa “Marcha sobre Washington” el 28 de agosto de 1963, que culminó con el inolvidable discurso de King de “Yo tengo un sueño”.
Es en esta misma fecha, este año, que Major League Baseball celebra el Día de Jackie Robinson, que normalmente se hace cada 15 de abril. Tendrá lugar durante lo que ha sido un verano de protestas y movimientos enfocados en tratar de resolver temas como la desigualdad racial, la brutalidad policial y el racismo sistemático.
Robinson también escribió columnas en el diario New York Post para apoyar al movimiento, criticando a Malcom X en algunas ocasiones. Robinson, cuya carrera como pelotero fue definida por su habilidad para no responder a las amenazas y las burlas, y por dejar que el poder de su talento en el terreno y su dignidad fueran lo que demostrasen que sí pertenecía al mundo de las Grandes Ligas, sintió que la lucha por la igualdad debía llevarse a cabo de forma pacífica–con propósito y determinación, pero no con violencia.
“Mi papá era el que vivía viajando al sur y compartiendo todas esas historias cada vez que regresaba”, rememoró Sharon. “La gente del movimiento lo llamaba. Escuchábamos esas conversaciones, o él nos contaba luego durante la cena”.
El impacto de Robinson se sintió en comunidades locales, también, donde fue un gran impulsor del desarrollo económico. Robinson ayudó a crear el “Freedom National Bank”, cuya sede durante mediados de los 60 estaba en Harlem.
“Él siempre fue un emprendedor”, comentó Sharon sobre su padre. “Durante sus días como jugador, fue copropietario de una tienda de ropa en Harlem. En ese entonces, los jugadores tenían trabajos durante la temporada muerta. No era como que lo único que hacían era ir al gimnasio a mantenerse en forma. Iban a trabajar”.
En 1972, la temporada que marcó el 25to aniversario de su arribo a las Mayores, Robinson asistió al Juego 2 de la Serie Mundial entre los Rojos y los Atléticos. Antes de hacer el primer pitcheo ceremonial, estuvo en el terreno con su familia y se dirigió a los 53,224 aficionados presentes en el Riverfront Stadium para hablarles de lo mucho que le gustaría ver a un manager negro en las Grandes Ligas. Robinson no vivió para ver cumplirse su deseo. Nueve días después, murió de un ataque al corazón. Luego los Indios nombrarían a Frank Robinson como su dirigiente para la campaña de 1975.
De haber vivido, ¿cómo habría reaccionado Jackie ante aquel día histórico en Cleveland?
“Hubiese estado orgulloso de eso. Pero eso no hubiese evitado que dijese, ‘Bueno, eso está muy bien. Ahora tenemos uno. Pero tenemos que avanzar ahora hasta el nivel de propietarios’”, dijo Sharon. “Ése es el tipo de persona que era”.