
Brian McTaggart/MLB.com
HOUSTON –– Como manager de Grandes Ligas, entiendes que es parte del trabajo cuando los reporteros cuestionan tus alineaciones y decisiones con el pitcheo. Algunos dirigentes manejan esas preguntas mejor que otros, pero casi todos comprenden que los periodistas tienen un trabajo que hacer.
El dirigente de los Astros, el puertorriqueño Joe Espada, entiende esto mejor que la mayoría, así que cuando un reportero – que resultó ser yo – le preguntó por pura curiosidad antes del juego del martes contra los Atléticos cuándo el tercer receptor, el mexicano César Salazar, finalmente participaría en un encuentro, Espada dijo que esperaba que fuera pronto.
Avancemos rápido hasta la séptima entrada de la victoria por 11-1 de los Astros, cuando Salazar salió del dugout a batear de emergente por el receptor titular, el dominicano Yainer Díaz. Espera, ¿acaso una pregunta de un reportero – de nuevo, ése era yo – realmente influyó en Espada para que pusiera a jugar a Salazar? No exactamente, pero estaba en la mente del manager cuando lo hizo.
“Casi miro hacia allá arriba [al palco de prensa]”, bromeó Espada. “Probablemente iba a llamarte por teléfono para preguntarte si estabas contento. Yo estaba contento. Él estaba contento. Mira, él viene aquí todos los días y se prepara para jugar. Algunos de estos jugadores están esperando y no es fácil armar una alineación. Quiero darles una oportunidad a todos”.
Salazar conectó un elevado de out al jardín central ante el primer lanzamiento que vio y se mantuvo en la receptoría durante las últimas dos entradas, haciéndolo con el mismo tipo de actitud positiva que lo ha acompañado durante todo el mes de mayo. El oriundo de Hermosillo fue ascendido desde Triple-A Sugar Land el 5 de mayo, cuando el cubano Yordan Álvarez ingresó a la lista de lesionados y tuvo que esperar tres semanas para ver algo de acción en un partido.
“Créeme, lo miro y él bromea mucho conmigo al respecto”, comentó Espada. “Él dice: ‘Oye, Joe, estoy listo’. Estoy al tanto de eso. Es increíble, uno de los mejores compañeros de equipo que podrías pedir”.
Salazar, de 29 años, participó en 25 encuentros con los Astros en los dos años anteriores y ahora batea de 44-10 en su carrera, con un par de dobles y ocho carreras impulsadas. El mexicano, quien fue seleccionado en la séptima ronda del Draft amateur de MLB del 2018 desde la Universidad de Arizona, tiene 421 compromisos de liga menor en su haber, incluyendo 174 partidos a nivel de Triple-A.
Bateaba para .197 (de 71-14) en Sugar Land cuando fue ascendido, pero prefiere su rol con los Astros a tener tiempo de juego en Triple-A. Dijo que su trabajo es llegar a las Grandes Ligas y ayudar al club de cualquier manera que pueda. Incluso cuando no está jugando.
“Se trata simplemente de tener una buena rutina todos los días y concentrarme en ejecutar esa rutina, y enfocarme en estar siempre listo para el juego con la convicción de que voy a entrar en cada partido”, señaló. “Cualquier cosa puede pasar y mi trabajo ahora mismo es estar preparado para lo que sea que suceda, y estoy haciendo un buen trabajo con ello. Intento mantenerme mentalmente preparado. Éste es mi rol en este momento y tengo que hacer lo mejor que pueda con el rol que tengo”.
Salazar está acumulando tiempo de servicio en Grandes Ligas y cobra un salario de ligamayorista mientras espera su oportunidad, así que no es como para que alguien sienta lástima por él.
“El juego es difícil”, afirmó. “Mientras más juegas, más fácil se vuelve. Todo es cuestión de sincronización. Creo que tenemos una muy buena rutina, tanto el coach de receptores Michael Collins y yo, como junto al coach de bateo Troy Snitker. Los instructores han hecho un buen trabajo manteniéndome listo, involucrado. Trato de traer la chispa al dugout. Es algo que me gusta hacer. Me mantiene bien concentrado en el juego. Estoy haciendo lo mejor que puedo”.
Los Astros tienen a Diaz y al puertorriqueño Víctor Caratini en la receptoría, y mantener a Salazar como tercer cátcher le da a Espada el lujo de tener los bates tanto de Diaz como de Caratini en la alineación al mismo tiempo, sin la amenaza de perder a uno por lesión y quedarse sin receptor de respaldo.
“Todos los días pienso que voy a entrar», dijo Salazar. «Tengo la mentalidad de que voy a participar, y por eso tengo que seguir ejecutando mi rutina y simplemente seguir ganando el día”. Vientos confía en poder cambiar el rumbo y repetir su explosión del 2024.