Robert Puasón, el novato dominicano que firmó con Atléticos por 5.1 MDD, dejando atrás la pobreza.
El desde hace un par de días acaudalado novato, tras su firma de 5.1 millones de dólares con los Atléticos de Oakland, en su niñez buscaba agua, hacia mandado y botaba basura por paga, hasta pedía dinero en los semáforos, todo con el objetivo de ayudar en algo en la casa, pues como sus padres estaban en las calles buscando el dinerito de la casa, sus dos hermanitos pequeños, Carolin (hoy 13 años) y Roger (11 años) estaban bajo su custodia y era a él a quienes les gritaban hambre.
“No tenía inconveniente hasta pasaba varias horas pidiendo en los semáforos, hablaba con un amigo que trabajaba en un colmado para que me fiara algo de comer, en la mayoría de los casos no le pagaba, pero era una forma de que en mi casa conseguir algo conque alimentar a mis dos hermanos”, sostiene Robert entre lágrimas al recordar esos momentos amargos en que la miseria le tumbaba el pulso a una familia que aunque sucumbía en la lona no se daba por vencida.
Comer harina y comprar fundas de pan era el principal sustento de una familia que en muchas ocasiones no tenían nada conque alimentarse y el hoy bien bonificado torpedero con frecuencia ingeniabas para llevar algo de alimentos a sus dos hermanos pequeños, pues la mayor de la familia permanecía más tiempo en la casa de sus abuelos. Sólo comían carnes algunos sábados cuando a Luisa le regalaban una funda de pollo en la compañía, cocinaban en leña en un fogón elaborado con dos gorras viejas de camiones, mientras que los cuatro hermanos se las ingeniaban para dormir todos en una camita pequeña.
“Aún recuerdo esos días en que tenía mi mesa para cocinar en la parte de afuera de la casa”, recuerda Luisa sobre su pequeño hogar de una sola habitación y presentó al Listín Diario el fogón improvisado que aún existe en la mayoría de las casas, en que las estufas son pocos conocidas.
“Yo soy la clave de mi familia, la persona que puedo sacarla hacia adelante”, se decía una y otra vez en los tiempos de ocio. “Dios tiene que ayudarme a lograr mis metas y poder comprarle una casa a mis padres”, añadía Puasón.
Ayer Puasón viajó al Lew Wolff, complejo en Mesa, Arizona, hogar de los Atléticos, donde espera continuar su proceso de aprendizaje. Su vuelo se produjo en tranquilidad porque a diferencia de su casa en mal estado, dejó a su familia en un hogar más confortable, de unos 4 millones de pesos en el residencial las Orquideas en esta provincia, algo que siempre soñó y fue adquirida hace unos días con parte del bono obtenido por los Atléticos.
El representa un digno ejemplo de que cuando se quieren lograr las metas se puede.
Fuente Francisco Hernández