“PAPELERO” VALENZUELA: UNA HISTORIA SIN IGUAL

De batboy llegó hasta las Grandes Ligas, y también tuvo exitosa carrera como manager

Los Mochis, Ahome, Sinaloa, 20 de septiembre (IMDA).- La historia de Benjamín “Papelero” Valenzuela es tan singular e increíble, que bien podría ser material para un filme.
No se recuerda en ningún beisbol del mundo que un batboy en funciones se haya convertido en jugador profesional, y llegado al máximo nivel como son las Grandes Ligas.
Sólo el buen “Pape”.

Benjamín Valenzuela nació el 2 de junio de 1933 en Sinaloa de Leyva, pero desde temprana edad llegó a este municipio, por lo que siempre se sintió ahomense.
No tuvo la oportunidad de estudiar, ya que desde muy chico se lanzó a la calle para apoyar en los gastos de la familia haciendo mandados y vendiendo periódicos, de ahí su apodo de “Papelero”.

En su “trajinar procurando el peso”, como él lo decía, la hacía de secretario de los peloteros que se hospedaban en el hotel Montecarlo, a quienes admiraba porque era un apasionado del beisbol y secretamente soñaba ser como ellos algún día.

Esa cercanía con los jugadores lo llevó a obtener el puesto de batboy con los Cañeros de Los Mochis en la temporada de 1951-52, una labor que desempeñaba con especial alegría para ganarse el afecto y respeto del manager Sid Cohen, al grado de formar parte de las prácticas del equipo.

En una soleada tarde en Mazatlán, el jardinero derecho de verdes, Pedro “Charrascas” Ramírez, no pudo atrapar un elevado de rutina, situación que incomodó a Cohen, y en ese mismo momento dio de alta al batboy de escasos 17 años para convertirlo en pelotero profesional.

Su soñado e inesperado debut no pudo ser mejor. Bateó un hit productor a Lino Donoso, una consagrada estrella del pitcheo y reconocido como uno de los más dominantes de la época. En el campo se lució fildeando, y eso le valió para participar en ocho juegos más durante la temporada.

Cohen, gran conocedor del rey de los deportes, no dudó en recomendarlo ampliamente, y lo llevó en 1951 a la Liga Internacional con los Indios de Ciudad Juárez.
En 1952 debutó con la escuadra Bisbee-Douglas, donde tuvo porcentaje de bateo de .347 milésimas para ser nominado Novato del Año. Una campaña después estaba teniendo una gran actuación, pero una fractura en una pierna le impidió jugar.

En 1954 regresó al terreno de juego con Monterrey, con el que bateaba para .325, por lo que el Bisbee lo reclamó y redondeó una campaña de .318.
Ya firmado por los Cardenales de San Luis, en 1955 jugó para el Fresno (clase A), conectando a ritmo de .354, lo que le valió ser ascendido al año siguiente al Búfalo de Houston, de la Liga de Texas (AA), con extraordinarios números: .314 de promedio, 18 jonrones y 99 carreras producidas.

Esa consistencia a la ofensiva y voluntarioso fildeo lo llevan al Omaha, clase Triple A, la principal sucursal de los pájaros rojos, muy cerca de lograr el gran sueño de jugar en Grandes Ligas, pero éste no llegó, por el contrario, fue regresado al Búfalo de la Liga de Texas.
Eran tiempos en que todavía se vivía la discriminación racial. A él le tocó padecerla en su camino al mejor beisbol del mundo.

Posteriormente llegó nuevamente a Búfalo y lo colocaron en el jardín derecho, situación que no le importó, y continuó tirando líneas por todos los rincones del parque y luciendo en el fildeo.
Estaba “quemando” la liga y por fin, la ansiada llamada llegó. El objetivo se cumplía, iba a las Grandes Ligas.

Su debut fue el 27 de abril de 1958 y se convirtió en el décimo mexicano en lograr el anhelado sueño de llegar a Ligas Mayores. En su primer juego participó como tercera base, que era la posición en que mejor se desenvolvía, y bateó de hit contra Johnny Podres, de Dodgers.
El “Pape”, quien era conocido como “Benny” en Estados Unidos, logró su arribo a las Grandes Ligas muy lastimado de su espalda, y eso limitó su participación a 10 partidos en los que logró 3 hits, para un promedio de .243.

Luego Cardenales lo involucró en un cambio con los Gigantes de San Francisco.
Su lesión en la espalda le impidió hacer carrera en el mejor beisbol del mundo, pero su legado de valentía y pundonor quedan como una lección de vida para todo ser humano.
Esa lesión lo alejó de los diamantes, y como todo buen guerrero, volvió a la brega en 1962 con el Águila de Veracruz de la Liga Mexicana de Verano, y posteriormente vistió la franela de Poza Rica.

En el invierno de 1963 se reintegró a Cañeros, jugando las temporadas de 1963-64 y 1964-65, y en 1966 heredó la posición a una joven promesa del beisbol de ese tiempo: Aurelio Rodríguez, que para 1967 ya estaba en Grandes Ligas.

Cañeros inició la edición 1968-69 con José Luis” Chito” García como manager, con los coaches “Papelero” Valenzuela y Américo Pérez, pero los disturbios estudiantiles de 1968 en la Ciudad de México provocaron que García se ausentara para ir a ver a su familia y ya no regresó.

La directiva de dio la responsabilidad de piloto al “Papelero”, quien le inyectó confianza al equipo, además de realizar múltiples cambios de posiciones de los jugadores. El resultado, la ciudad de Los Mochis disfrutaba de su primer campeonato el 7 de enero de 1969 tras superar a Ciudad Obregón, Hermosillo y Guaymas en el round robin (todos contra todos) de postemporada.

La carrera como manager del “Papelero” incluyó dos subcampeonatos más con los esmeraldas y un título con Alijadores de Tampico en 1975, otro con Aguascalientes en la Liga Central y uno más con Agua Dulce Veracruz, en la Liga Tabasqueña.

Los Cañeros lo distinguieron en 2012 como el mejor manager del equipo en los primeros 50 años de la organización, y el 10 de octubre de 2016 fue retirado su número 14 y colocado en la barda del estadio Emilio Ibarra Almada para la posteridad.

Benjamín Valenzuela, quien falleció el 24 de octubre de 2018, ingresó en 1986 al Salón de la Fama del Beisbol Profesional Mexicano, y en 1993 al Salón de la Fama del Deporte Ahome, que en estos momentos alista la entronización de su generación 2023.

Las propuestas se recibirán hasta el próximo sábado en las ciudades deportivas Centenario y Aurelio Rodríguez, para que el Comité de Selección y Elección elija a los nuevos inmortales en lunes 23 de octubre, quienes serán entronizados en ceremonia programada el viernes 15 de diciembre.