DESDE LA BUTACA

“Con Los Ojos Al Cielo”
El 22 de octubre del 2024 marcara una fecha triste para el deporte mexicano, Fernando Valenzuela falleció dejando un gran legado el cual perdurara eternamente. Fernando no solo marco a varias generaciones de aficionados al Béisbol en México y Estados Unidos, también tuvo un impacto social enorme en la comunidad hispano-mexicana en el sur de California. En este momento es justo y necesario recordar la carrera del más grande lanzador mexicano de todos los tiempos y catalogado en el top-3 entre los mejores deportistas que ha dado nuestro país:
El 1 de noviembre de 1960 en na comunidad indígena de Navojoa, Sonora, México, nació Fernando Valenzuela Anguamea quien más tarde sería conocido como “El Gordo de Etchohuaquila”. Su carrera fue meteórica, en 1977 debutó con los Tuzos de Guanajuato de la Liga Central. En 1978 se tomó una tacita de café(1 presentación) con Mayos de Navojoa en Liga Mexicana del Pacífico, para 1979 llegó a la Liga Mexicana de Béisbol con Leones de Yucatán(vía préstamo de Ángeles de Puebla). Sus números de 10-12 , 2.49 ERA y 141 ponches llamaron la atención de varios equipos quienes se disputaron sus servicios pero el 6 de julio de 1979 el cubano Mike Brito lo firmó por 120,000 dólares para los Dodgers.
Luego de tener marca de 13-9 y 3.10 de efectividad con los Dodgers de San Antonio, llego a las Mayores dando el brinco desde Doble A. De tal manera debuto el 15 de septiembre de 1980 contra Atlanta lanzando 2 innings en los cuales recibió 2 carreras inmerecidas. Al final en 10 relevos tuvo 2-0 y un salvamento en 17.2 innings en los cuales no toleró carrera limpia.
En 1981 el día inaugural, una lesión de Jerry Reuss, le brindó la oportunidad de abrir su primer juego, la mesa estaba servida y vaya que la aprovechó al superar a Houston 2-0 aceptando solo 5 hits. Fue el principio de una temporada de ensueño.
En una campaña recortada por la huelga, Valenzuela acaparaba los reflectores con su estilo único de lanzar y haciendo estragos con su arma letal el “Tirabuzón”, lanzamiento que perfecciono con la ayuda de su compañero Bobby Castillo; 8 victorias al hilo, 5 blanqueadas y un microscópico 0.50 de porcentaje de carreras limpias fueron su carta de presentación en el mejor Béisbol del mundo. La locura se desató no solo en la comunidad latina si no en todos los amantes al Béisbol, ¿Quién no recuerda aquella exuberante rubia que ingreso corriendo al diamante abrazándolo y besándolo ante los gritos eufóricos de la multitud?
Fernando puso en el mapa a su pueblo, dejaba de ser el “Gordo” para convertirse en ”El Toro”, aquel año se erigió como el primer y único ganador del trofeo “Cy Young” y “Novato del Año” en la misma temporada. Tras importantes salidas en playoffs, llevó a los Dodgers a ganar la Serie Mundial al levantarlos de un 0-2 adverso tirando un juego completo contra los Yankees. Fue tanto su impacto que la revista People lo nombró entre los hombres más sexies de los Estados Unidos.
Los años siguientes vendrían temporadas muy buenas y en 1985 firmó un gran contrato para esos tiempos, cinco y medio millones de dólares por 3 años lo convirtieron en uno de los pitchers mejores pagados.
En 1986 tuvo una espectacular campaña al ser líder en ganados con 21, juegos completos 20 y entradas lanzadas 270, además de 242 ponches y obtuvo el “Guante de Oro”. Al final perdió el “Cy Young” ante Mike Scott de los Astros. Esta temporada en el “Juego de Estrellas” empató un añejo récord de bateadores ponchados consecutivamente con 5.
Lamentablemente para 1988 el excesivo uso de su brazo izquierdo le cobró factura, así fue como el 11 de julio no salió a lanzar, dejando atrás una racha de 7 temporadas consecutivas sin faltar a su cita semanal con el montículo. Volvió al final de temporada pero se resintió y se perdió la postemporada.
Su carrera puede dividirse en un antes y después de esta lesión, pues no volvió a ser el mismo, sin embargó en 1990 el “Toro” estaba predestinado a dar una “Embestida” inolvidable cuando el 29 de junio en Dodger Stadium gano 6-0 a los Cardenales de San Luís al dejarlos sin hit ni carrera.
En 1991 el “Romance” con los Dodgers se acabó, después de 11 temporadas siguió su camino por otra senda. Después de un intento infructuoso con Anaheim, regresó a México donde lanzo con Charros de Jalisco en LMB, en el ’93 volvió al Big Show con Baltimore, el ’94 jugó con Filadelfia, el ’95-‘96 con San Diego, el ‘97 inició con los Padres pero pasó a los Cardenales donde terminó su andar por los diamantes de las Mayores.
Sus números en ganados y perdidos no son impresionantes 173-153, su 3.54 de ERA es bueno, pero sus 133 juegos completos y sus 31 blanqueadas en 424 aperturas representan un porcentaje muy superior al de otros pitchers estelares.
Sin dudas la década de los 80´s fue suya, al ser líder en la Liga Nacional con 126 victorias y 91 juegos completos y de todas las Mayores en blanqueadas con 27, solamente Bobby Welch y Jack Morris ganaron más juegos en ese periodo. Además era de los mejores pitchers bateadores por lo que en varias ocasiones fue utilizado como emergente; en su carrera conecto 10 jonrones y remolco 84 carreras.
Al acabarse su ciclo en Grandes Ligas, continuó en la Liga Mexicana del Pacífico donde siguió dando muestras de su calidad con Naranjeros de Hermosillo y después con Águilas de Mexicali con quienes lanzó por última vez a sus 46 años en la temporada 2006-07.
Desde hace bastantes años se desempeño como comentarista en español del equipo que lo llevó a la fama. El 2013 fue inducido al “Salón de la Fama del Caribe”, un año después fue elegido al “Salón de la Fama del Béisbol Mexicano” aunque sería entronizado hasta el 2019. El 2017 se convirtió en empresario al adquirir al equipo Tigres de Cancún. El 2023 fue un año de reconocimientos, primero los Dodgers retiraron su número y lo colocaron junto a las leyendas del Club en un hecho inédito, ya que solo habían realizado este honor a elementos que previamente fueron exhaltados al Salón de la Fama de Cooperstown, además la ciudad de Los Ángeles le rindió tributo oficializando el 11 de agosto como “El Día de Fernando Valenzuela”. Para cerrar el año, en Hermosillo el hasta entonces “Estadio Sonora” fue renombrado como “Estadio Fernando Valenzuela”.
Muchos piensan que su manager Tom LaSorda le exprimió el brazo y que de haberlo cuidado su carrera hubiera sido más productiva. Puede ser, sin embargó nunca hemos leído una queja de Fernando sobre La Sorda, al contrarió el asegura que le gustaba lanzar lo más posible. Como datos interesantes, entre 1982 y 1989 sus relevistas le desperdiciaron más de 20 oportunidades de ganar perdiendo ventajas en juegos donde el tiró 8 innings o más. En 1984 en 2 ocasiones lanzó 10 capítulos y no ganó, en 1985 contra los Mets tiró 11 entradas en ceros y tampoco salió con la victoria. Otros creen que si hubiera jugado en este tiempo donde se utiliza al bullpen desde muy temprano, sus estadísticas serian espectaculares.
Desde nuestro humilde punto de vista, creemos que llegó en su tiempo, simplemente para ser el segundo pitcher zurdo latino con más victorias en las Grandes Ligas(Mike Cuellar 185). Nunca olvidaremos aquel 1981 cuando aquel “chamaco” de figura regordeta y de larga cabellera elevaba sus ojos al cielo como implorando ayuda divina, mientras que los ojos de todo México y del mundo del Béisbol seguían semana a semana la “Huella del Toro”.
Existen jugadores que tienen algo “Especial” Fernando llegó a triunfar en Grandes Ligas cuando el Béisbol pasaba por momentos muy complicados y de alguna manera se dio una conexión casi mágica entre la gente y Él, de esta forma se desató uno de los acontecimientos más impactantes de la historia del Béisbol: La “FERNANDOMANIA” la cual a 43 años de distancia sigue vigente y que hoy con su muerte vuelve a tocar el corazón de muchos de sus seguidores. Fernando se va, murió el hombre pero nace el mito y su leyenda perdurara en la mente de muchos Mexicanos que crecimos admirando y soñando ser como el inolvidable número 34 de los Dodgers, Fernando “El Toro” Valenzuela.
¡Ole Toro!
Dr. Tomas Alonso López Ríos
Director de Solo Béisbol México